
06 May El Oli de l’Empordà, milenario y tocado por la Tramontana
Una denominación de origen protegida (DOP) es un distintivo que tiene como objetivo reconocer los productos de calidad y los productos tradicionales, agrícolas y alimentarios. Se caracterizan para tener unas calidades específicas obtenidas gracias a su zona geográfica de cultivo, y a los factores naturales y humanos de esta. El distintivo informa los consumidores del valor añadido que tienen estos productos respecto a otros que se pueden encontrar al mercado, y lo garantiza mediante una serie de requisitos que los cultivadors y los elaboradores tienen que respetar.
Una de las 12 DOP del país es el Oli (o Aceite) de l’Empordà. Es un aceite con mucha historia y tocado por la Tramontana. «El clima permite que el olivo pueda vivir en la latitud más en el norte de la península Ibérica», explica a NacióDigital Simon Casanovas, presidente del consejo regulador de la DOP.
El otro elemento singular son las variedades endémicas argudell y corivell, que solo se encuentran en el Empordà. El aceite tiene un aspecto claro, limpio y transparente. El gusto y las sensaciones que desprende cambian precisamente según cuál es el fruto que lo ha producido. Mientras el argudell y corivell tienen un delicado equilibrio entre dulce y amargo, la variedad verdal (ley de Cadaqués) da lugar a un aceite afrutado, maduro y con cierto grado de picante.
Se produce al Alt y el Baix Empordà pero también en municipios próximos del Gironès y el Pla de l’Estany. La DOP reúne actualmente más de 800 productores y cuatro empresas elaboradoras-comercializadoras.
Las primeras muestras de olivo que se han encontrado en el Empordà datan del final de la Edad del Bronce. Pero el cultivo y la producción de aceite se atribuyen a los griegos, que llegaron por mar el siglo VI a.C. y fundaron las colonias de Ampurias y Roses. Posteriormente, los romanos mantuvieron los cultivos y los monjes benedictinos los consolidaron, hasta llegar a la situación actual, con una extensión de más de dos mil hectáreas de olivos y una producción de aceites de elevada calidad. «Es un aceite milenario», destaca el presidente de la DOP.
Se da la circunstancia que, según explica Casanovas, inicialmente no era para comer sino para hacer luz con llànties para iluminar aposentos. Ahora, es un aceite muy reconocido en las comarcas gerundenses y barcelonesas que es muy recomendable en ensaladas, pan con tomate, guisos y «cualquier tipo de plato en que el aceite se tenga que freír».
Hay dos factores diferenciales. El primero, es la Tramontana. Este viento de norte provoca un clima que permite que el olivo pueda vivir a la latitud más septentrional de la península Ibérica. La segunda cuestión, tanto o más importante según Simon Casanovas, son unas variedades endémicas que permiten producir un aceite muy diferente al de otras zonas.
La DOP protege aceites de oliva virgen extra de las variedades autóctonas argudell, curivell y verdal (ley de Cadaqués) y la variedad tradicional arbequina. Se consideran como variedades principales la Argudell, en un porcentaje mínimo del 51% y la arbequina, representando la suma de ambas más del 95%. «Son variedades que los campesinos han ido seleccionando a lo largo de los siglos», explica Simon Casanovas.
El aceite de los olivos del Empordà es más verde, más intenso y más fresco que el de otras zonas de Cataluña. De hecho, los aceites pueden tener matices de oliva verde o de oliva madura, que aporta la arbequina. La propia del Empordà tiene, en cambio un matiz más verde. Los aromas recuerdan a la oliva verde acabada de cosechar, al césped acabado de cortar, al hinojo. Aporta un importante efecto antioxidante y un gusto amargo y picante. «Transmite mucho más gusto a la comida tan fresca como con un plato cocido», explica el presidente de la DOP.
El logotipo propio de la DOP Oli de l’Empordà y el logotipo de la Unión Europea son los sellos que garantizan el origen y la calidad del producto.
Los envases tienen que ser de capacidad igual o inferior a 5 litros en recipientes de vidrio, metálicos con revestimiento para uso alimentario, PEDO, cerámica vitrificada y otros permitidos por la legislación vigente.
El Consejo Regulador garantiza que los productos amparados por la DOP cumplen los requisitos establecidos en el reglamento y el pliego de condiciones. La entidad de certificación, Entidad de Inspección y Certificación de Girona SL (EICG) realiza el control y la certificación.
La zona de cultivo se concentra en terrenos de suelos pobres: la sierra de la Albera y la sierra de Rodes, en el norte; el Montgrí y las Gavarres, en el sur. Sustratos montañosos que configuran una geología característica, con granitos, pizarras y arcillas. La privilegiada ubicación geográfica ampurdanesa, entre el mar Mediterráneo y los Pirineos, hace que el clima combine inviernos suaves, veranos no demasiados calurosos y la inevitable tramontana. Todo ello ayuda a configurar el marcado carácter del aceite del Empordà.
La zona de producción comprende municipios de las comarcas del Alt Empordà y el Baix Empordà principalmente y algunos municipios limítrofes de las comarcas del Gironès (Flaçà, Llagostera, Madremanya, Sant Jordi Desvalls y Viladasens) y el Pla de l’Estany (Crespià, Esponellà y Vilademuls).
El territorio marca el producto. «Si lleváramos las variedades locales a otra zona, como que el clima es diferente no tendríamos el mismo aceite», explica Casanovas a NacióDigital. «Por eso tenemos la denominación de origen, porque es un producto singular y la Unión Europea nos lo ha reconocido», concluye.